CAJA

Un nivel de complejidad innegable

COMPLEJIDAD INAUDITA

El prestigio de Richard Mille se sustenta en el esfuerzo inconmensurable que siempre ha destinado a la producción de relojes de alta gama. El principal compromiso de la marca es ofrecer unas cualidades técnicas singulares, unos acabados impecables y unos materiales excepcionales. La marca desafía constantemente los límites de la técnica para situarse a la vanguardia de la innovación.
Sin embargo, es imposible innovar sin asumir ciertos riesgos y destinar numerosos recursos al desarrollo y la concepción desde cero de procesos de fabricación y de control de calidad rigurosos. Esto conlleva una inversión astronómica en comparación con la cantidad limitada de relojes que se producen.

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Además del desafío técnico que plantean nuestros calibres, las cajas que los custodian deben cumplir los requisitos más exigentes de la industria y su eficacia debe conservarse intacta desde el momento de la compra.

Independientemente del material con el que se elaboren —titanio, oro, material compuesto de carbono, carbono TPT® o zafiro, entre otros—, el proceso de producción de todas las cajas Richard Mille presenta dificultades específicas debido a su compleja forma.

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Todos los relojes Richard Mille presentan un perfil curvado que los convierte en artículos perfectamente ergonómicos y cómodos para cualquier tipo de muñeca. Sin embargo, esta curvatura intencionada exige una enorme dedicación en cada una de las etapas de creación (producción, producción y acabado). Asimismo, debe cumplir unos requisitos de control final de calidad específicos y muy rigurosos.



El proceso de mecanizado de una caja consta de cientos de operaciones y puede durar varios meses. Las cajas se sellan con tornillos Spline de titanio grado 5. Debido al alto nivel de complejidad y rigor de las cajas de Richard Mille, los expertos suizos las consideran las cajas más complicadas de la industria.

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UN PRODIGIO DE ZAFIRO

La concepción de una caja con estructura de zafiro nos llevó varios años de investigación y numerosas pruebas para asegurar que el resultado cumple con los requisitos de resistencia y comodidad más rigurosos. Hasta la fecha, solamente Richard Mille ha logrado dar forma a una caja de zafiro con un diseño tan sumamente complejo.
El bisel, el canto y el fondo se elaboran íntegramente a partir de un único bloque de cristal de zafiro. El mecanizado de sus líneas y ángulos extremos se completa sin utilizar polímeros.

Tras una rigurosa labor de concepción durante más de cuatro semanas, se precisan más de 1000 horas de mecanizado para transformar un solo bloque de zafiro en una caja Richard Mille. Uno de los aspectos que acentúan la complejidad del diseño de la caja es que las curvas se trazan en todas las direcciones, por lo que se precisa el uso de una máquina multieje durante todo el proceso de producción.



Debido a la dureza y la escasa flexibilidad del zafiro, el encajado del cristal entre los dos biseles y el canto, así como la colocación de los pulsadores, deben efectuarse con una precisión de micras. Es imprescindible que los elementos que forman parte de la caja o se unen a la misma no presenten ni el más mínimo defecto para garantizar que desempeñan correctamente su función.



Sin ninguna duda, la producción sin el más mínimo defecto de esta caja, dotada de tratamiento antirreflejos y estanca hasta 30 metros, es uno de los procesos más complejos de la industria relojera suiza.

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UNA EXPERIENCIA IMPOSIBLE DE IMITAR

Últimamente han aumentado los casos de personas ajenas a la marca que ofrecen sus servicios para modificar relojes Richard Mille, por ejemplo, para engastar piedras preciosas en la caja y/o la esfera, o incluso sustituir la caja original por cajas de zafiro de dudosa calidad. En cualquier caso, se trata de interpretaciones del reloj Richard Mille que no respectan el producto original, la calidad de la elaboración artesanal ni el capital intelectual que se invierte en la concepción de cada uno de los modelos Richard Mille.

Por tanto, se trata de apropiaciones indebidas que mancillan la experiencia y las técnicas artesanales de Richard Mille.



Si un relojero no autorizado desmonta el bisel o la esfera, el movimiento del reloj sufrirá con total seguridad daños irreparables que afectarán a la precisión y el reloj dejará de ser estanco. De hecho, incluso una intervención aparentemente sencilla como cambiar la correa de un reloj Richard Mille supone un auténtico desafío, puesto que es necesario emplear un destornillador específico —del que únicamente disponen nuestros relojeros—, conocer el par de apriete específico que se debe aplicar y efectuar las verificaciones de estanqueidad pertinentes para garantizar la durabilidad del reloj.

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Le rogamos que tenga en cuenta los riesgos que conlleva cambiar por completo la caja añadiendo modificaciones ajenas, como colocar un cristal de zafiro de poca calidad u optar por un engastado «fuera del mercado».
El proceso que empleamos para engastar nuestras cajas es extremadamente específico, tanto técnica como estéticamente. Del mismo modo que el resto de características de la caja, los diamantes que empleamos son de alta calidad y proceden de proveedores que garantizan la perfecta trazabilidad. Por el contrario, no podemos acreditar la credibilidad, los procesos artesanales ni la ética de un joyero externo.

Las imitaciones de zafiro que se proponen como piezas de repuesto para la caja original no cumplen bajo ningún concepto los requisitos mecánicos y estéticos extremadamente rigurosos que convierten nuestros relojes en objetos de valor. Este tipo de cajas, que se suelen fabricar en el extranjero, presentan habitualmente acabados imprecisos y no son en absoluto estancas. Asimismo, es muy probable que un movimiento sufra daños irreversibles si se ensambla dentro de una caja de este tipo, lo que conllevaría una disminución considerable del valor del reloj.

Resulta imposible disimular este tipo de modificaciones, incluso si el calibre se vuelve a encajar en su caja original para que el Servicio Posventa proceda a las labores de mantenimiento pertinentes. Nuestro equipo de relojeros identificará inmediatamente las marcas del desmontaje previo del reloj y, por tanto, nos veremos obligados a denegar la garantía.

Este tipo de modificaciones ponen el riesgo la autenticidad y el rendimiento del reloj. Únicamente nuestros relojeros especializados, que reciben la formación adecuada en nuestros centros de producción de Suiza, están autorizados a realizar intervenciones en relojes Richard Mille. El Servicio Posventa de Richard Mille conserva un registro minucioso donde se anotan todas las intervenciones de mantenimiento a las que se somete el reloj y se describe detalladamente el historial completo de mantenimiento del reloj. Gracias a este nivel de atención al detalle protegemos tanto al cliente como al reloj.

En caso de que cualquier persona ajena a nuestra red efectúe una intervención o labor de mantenimiento, se invalidará por completo la garantía.

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